11 feb 2013

El mundo perdido de Angkor (I/II)

 
 
Los templos de Angkor constituyen el mayor legado que el Imperio Khmer dejara sobre la faz de la tierra, es donde hicieron patente, de forma claramente notoria, toda la riqueza y el poder que durante tantos siglos, desde el IX hasta principios del siglo XV, atesoraron. Este imperio llegó a abarcar una gran parte del sudeste asiático, con parte de las actuales Birmania, Tailandia, Laos, Vietnam y Malasia prácticamente en su poder.
 
 



Un imperio que avanzaba con cierta parsimonia pero que no perdía terreno, y que durante, iba atesorando riquezas, no sólo materiales sino también culturales, traídas desde las Indias y allende. Sin embargo, y como con todo imperio sucede, un día tuvo que caer. Esta caída fue abanderada por los siameses (actuales Tailandeses), aquella tribu china que anteriormente hubiera huido de su país por temor a otro imperio, aun mayor, el mongol.
 
 

 

Y volviendo con los templos que nos ocupan. En sus paredes hay figuras que representan la gran influencia de las religiones predominantes en aquellos siglos: primero, el hinduismo, con sus frecuentes alusiones a Brahma, Shiva y Vishnu; después, cuando en el siglo XII se instauró el budismo, con un meditativo Buda aquí y allá.
 
 


A ver quién encuentra un Buda en la foto superior...

El complejo fue inteligentemente ubicado entre una cadena de montañas y el lago Sap. Con gran argucia dieron un sofisticado uso a los canales del agua que seguían su curso hasta el Tonlé Sap, lo que le otorga el título de la construcción urbanística más rica de la era pre-industrial.



Los templos de Angkor, se mantuvieron en el olvido durante muchos años, abandonados desdela caída del imperio Khmer. Así, iban siendo día a día más y más engullidos por la selva, desquebrajándose con el paso del tiempo. Con la excepción de Angkor Wat, uno de los templos principales, que se mantuvo habitado por algunos monjes Budistas.



Se dice que portugueses, españoles y otros lo redescubrieron poco tiempo después, sin embargo, no fue hasta finales del siglo XIX, cuando un naturalista francés, impresionado por su hallazgo, decidió mostrarlo al mundo.

 
¡Nos adentramos a investigar Angkor!

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