Olvidamos comentar que antes de aterrizar
en Rusia dimos de alta nuestro seguro de viaje y nos registramos todos los
datos del trip en el “Registro del viajero” del Ministerio… por si las moscas.
El primer vistazo a la catedral fue mágico, es uno de esos lugares tan representativos de un lugar que aparecen en tantísimos sitios y que tantas ganas tienes de conocer. A paso ligero entramos dentro de la Plaza roja (tras cruzarnos con Deepak Chopra) y nos llevamos un par de sorpresas: 1- Más de la mitad de la plaza estaba ocupada por estrados, bancos y tarimas con motivo de la próxima celebración de la fiesta nacional, que reúne a tropas de todo el mundo desfilando a la luz de fuegos artificiales, bajo la mirada de la catedral, el mausoleo de Lenin y…
Había que pagar más para poder sacar fotos del interior de la catedral que por la propia entrada, éstas son una exclusiva de nuestras fotos robadas. jijijijiji. ¡Paparazzi!
Nos encontramos con una pareja de amigas españolas con las que estuvimos un buen rato charlando y sacandonos fotos. Como mucha más gente en el camino, nos desearon lo mejor para nuestro viaje. Es muy bonita la sensación y es de agadecer enormente los buenisimos deseos que nacen de estas personas, que apenas conocemos, pero que sientes que te hablan de corazón. Y es increíble, cómo cuando viajamos, estamos mucho más abiertos a las personas.
¡Ahora sí, aterrizaje en el corazón de Rusia! |
¡Sí! Habíamos llegado a la
capital rusa, así lo señalaban con ahínco las Matrioskas, esas muñequitas que
se parten caja y aparece otra muñequita en su interior y suma y sigue, a veces
hasta encontrarte con poco más que una diminuta semillita.
Nuestros pasos nos llevaron
directamente hacia el Kremlin, queríamos ver cuanto antes la Plaza roja, la
catedral de San Basilio… Y tras un par un de trasbordos en el metro,
disfrutando de unas estaciones muy ornamentadas, con lámparas colgantes de cristal,
mosaicos y demás, llegamos allí.
El primer vistazo a la catedral fue mágico, es uno de esos lugares tan representativos de un lugar que aparecen en tantísimos sitios y que tantas ganas tienes de conocer. A paso ligero entramos dentro de la Plaza roja (tras cruzarnos con Deepak Chopra) y nos llevamos un par de sorpresas: 1- Más de la mitad de la plaza estaba ocupada por estrados, bancos y tarimas con motivo de la próxima celebración de la fiesta nacional, que reúne a tropas de todo el mundo desfilando a la luz de fuegos artificiales, bajo la mirada de la catedral, el mausoleo de Lenin y…
2- Las galerías más fashion que
se puedan imaginar encontrar… especialmente en, ¡la Plaza roja! El Gum, uno de
los centros comerciales más grandes del mundo, construido en época soviética y
después privatizado, pasando a ocuparse por las más elitistas y lujosas marcas.
No dábamos crédito, ¿cómo, en pleno corazón del comunismo encontrábamos
semejante edificio lleno de las marcas más exclusivas? ¿Comunismo o consumismo?
Nos encontramos con una atracción
turística muy poco convencional, eran los militares haciendo cambio de guardia
en frente al monumento en honor a los caídos. Creímos tener “suerte” de ver el
espectáculo, pero lo hacían cada media hora. De todas formas, nos dio la
impresión de que los militares, la mayoría jóvenes, no tenían la férrea disciplina
de los ingleses, por ejemplo.
Al anochecer quedamos con
nuestros couchsurferos, nuestros anfitriones, vaya. Couchsurfing es una
plataforma o red social donde las personas de cada rincón de mundo ofertan y/o
demandan un sofá (o cama, o suelo) para dormir. Es una experiencia muy
enriquecedora, tanto para el anfitrión como para el huésped. Por un lado, el
anfitrión que de forma altruista acoge a alguien en su hogar, abre las puertas
al mundo, ya que quien entra por la puerta trae conocimientos de otros lugares
y culturas, por eso creemos que el anfitrión, además de recibir una enorme
gratitud por su abrigo, de alguna forma, también viaja, aun sin salir de casa. Por
otra parte, el huésped, además de alojarse bajo techo gratis, tiene un contacto
directo con la gente local, aprendiendo una barbaridad de cosas que de otra
forma, muy probablemente no hubiese conocido. Y lo más importante, cabe la
posibilidad, de que surja una bonita amistad.
Y pensar que todo surgió por un
par de surfistas australianos que quisieron tener una pequeña red de sofás a lo
largo de su costa para moverse en busca de olas de forma barata… Nos parece que
es un proyecto realmente precioso.
Centrándonos en nuestra primera
experiencia. Nos acogió una pareja, Aidan y Marina, que se conocieron cuando
Aidan acogió vía couchsurfing a Marina en España hace más de 2 años, y juntos
se trasladaron a Moscú. Aidan hablaba muy bien en castellano y con Marina y
otra amiga de Marina, Vera, hablamos en inglés. Nos dejaron un mapa del centro
de Moscú (difícil de conseguir sin pagar), nos regalaron una guía del
transiberiano que otros huéspedes habían olvidado y que nos vino como anillo al
dedo. Junto con las cervezas que llevamos y la riquísima cena que nos
prepararon, pudimos conocernos, charlar y pasar un buen rato antes de
acostarnos. Estamos muy agradecidos por su hospitalidad.
Había que pagar más para poder sacar fotos del interior de la catedral que por la propia entrada, éstas son una exclusiva de nuestras fotos robadas. jijijijiji. ¡Paparazzi!
Nos encontramos con una pareja de amigas españolas con las que estuvimos un buen rato charlando y sacandonos fotos. Como mucha más gente en el camino, nos desearon lo mejor para nuestro viaje. Es muy bonita la sensación y es de agadecer enormente los buenisimos deseos que nacen de estas personas, que apenas conocemos, pero que sientes que te hablan de corazón. Y es increíble, cómo cuando viajamos, estamos mucho más abiertos a las personas.
Al día siguiente nos alojamos en
un albergue en el que no nos sentimos muy agusto. Pero aprovechamos a realizar
la compra de nuestros billetes de tren. Después de un rato mirando las opciones
que teníamos, decidimos coger la más sencilla, económica y la que nos aseguraba
un “txokito” en el tren, ya que pasaríamos bastantes horas… y días en él. El
txokito en concreto, lo fichamos en el tren que de hecho nos llevó a Moscú. En
ese trayecto tuvimos nuestra primera experiencia en 3ª clase… ¡y nos encantó!
Son vagones sin compartimentos, donde nos apiñamos 54 personas. La distribución
de cada vagón es de, por cada ventana 3 literas dobles, dos a un lado, en perpendicular
a lo largo del tren y la otra en la ventana del lado contrario, de forma
paralela al pasillo. Y este último era nuestro “txokito”, que nos permitía
tener la cama de abajo, en forma de cama o mesa, sin estar pendiente del que
estuviera en esa cama.
Nuestro tren de Moscú saldría a
las 13:05 del día 25 de agosto, y llegaríamos a Irkutsk a las 9:25 del día 29
de agosto. ¡Pasando por 5 cambios de husos horarios, y recorriendo la nada de 5.200
y pico kilómetros!
Esto va muy rapido no pensais quedaros en algun sitio un poquito mas de tiempo. besos aran
ResponderEliminarArantxa!
EliminarPues muy rápido tampoco te creas que iba el tren jajajajajjajaa
Pensabamos visitar Vladimir, Suzdal y Kazan, al menos, pero la falta de plazas en 3ªºclase, el precio de los billetes restantes, la cantidad de transbordos y sus horarios y demás hizo que decidiesemos tirr millas a base de bien. Esperamos quedarnos más tiempo en algun sitio, sí, porque eso significará que nos estamos gastando poco o que estamos ganando dinero y que además estamos muy muy muy agustito! veremos, veremos, pero lo nuestro ahora es el nomadeo, que para algo estamos en Mongolia! jajajajajja
Un abrazo y un besote de los dos!