5 ago 2012

Desvío a Cracovia


Nuestro primer tren-cama oficial del viaje nos llevaba rumbo hacia Cracovia, Polonia.
Al llegar a nuestro “cubículo”, nos encontramos con nuestros compañeros de noche, entre ellos un vietnamita fogoso forofo bailador de salsa, o como él la llamaba (tres veces mínimo en cada frase): sasa. Tras su entusiasmada contada bailaora, salimos del habitáculo, buscando algo parecido al silencio: el traqueteo del tren, que esta vez parecía emitir una melodía distinta… más aventurera. 

¡Tengo un ático con unas vistas del copón!


Asomados por la ventanilla del vagón, con la mirada puesta en el horizonte y el ansiado aire fresco acariciándonos la cara, al punto, ese momento tan especial quedó grabado a fuego en nuestros corazones. Nos sentimos como muchas veces antes con la furgoneta, con Sirius, la misma sensación de tirar millas, con el mundo por delante y sin ataduras por detrás. Pero elevado al cubo, con más fuerza.


Cracovia ciudad universitaria por excelencia, parece estar como parada en el tiempo ya que desprende sencillez, elegancia y romanticismo. Quizá sea el lugar donde mayor ha sido la sensación de estar en el extranjero, Europa sí, pero otra europa. 
Nooo, esto ya no es un atraco. ¡Con el Zlotly polaco los euromonedines dan de más!




¿Qué ven los ángeles? Más ángeles.




  


¡A la rica comida tradicional polaca!

En el albergue, conocimos a Gladis, una guatemalteca mejicana muy viajera con la que pudimos desayunar y platicar sobre muchas cosas, entre ellas consejos para nuestra futura estancia por Latinoamérica. Nos comentó, también, que ella había estado en el centro de concentración naci de Austwich, que está tan sólo a 60 km. Al que finalmente nosotros decidimos no visitar.


Vistas desde la habitación del albergue

Nos acoplamos a un free tour que nos encontramos de casualidad nada más empezar. EL guía parecía sacado de un cómic, explicaba muy bien y de forma muy amena toda la historia de la ciudad, que de otra forma se nos hubiera pasado desapercibida.
Las anécdotas del Papa Juan Pablo II, que estudió en esta universidad, dónde se alojaba y qué iglesia frecuentaba cada vez que volvía a Cracovia, y de cómo empezaron los jóvenes a reunirse en el jardín de enfrente para hablar con él. También nos habló de Chopin y que debió de dejar sin acabar su carrera, si es que lo importante no son los estudios, es la perseverancia por conseguir lo que se quiere. Y, como no, la cafetería cómplice de las revolucionarias ideas de Stalin y Lenin.


También, nos comentó la leyenda que hay tras la construcción de las torres que forman parte de la catedral del pueblo, por cierto la iglesia más “hippesca” que hemos visto hasta ahora. Resulta que fueron construidas por dos hermanos, el más hábil finalizo su torre con presteza y belleza, y su hermano rabioso de enviada lo apuñaló y después se lanzó al vacío desde su inacabada torre. Esa es la razón de que una torre sea más alta y elaborada que la otra y que haya un cuchillo colgado en una de las puertas de la galería, sita en frente de la catedral.
La vista que inspiró a los comunistas


 
Aquí se hacían sus piras Copin y el anterior Papa

Krakow, villa de Krak, guerrero que en su empeño por construir esta bella villa despertara a un dragón que habitaba bajo tierra. Dragón que asqueado de tanto ruido empezara a chasquear la lengua y prender en llamas a todo el campamento de guerreros, constructores y demás hormigas ruidosas. Cuando ya sólo quedaban en pie Krak y su cocinero, un plan fue urdido: toda la comida de la que disponían sería preparada para el dragón (que tras su esfuerzo debía de estar verdaderamente hambriento), pero con un ingrediente extra: muuucho picante. El dragón arrambló a toda prisa con todo el manjar, y muy pronto, el ingrediente secreto hizo su efecto. Desesperado por apagar el calor que ni siquiera el fuego de su interior le había dado jamás, el dragón bebió y bebió del rio. Bebió y bebió, hasta que, de tanta agua que tragó, ¡explotó! Krak pudo así seguir en su empeño y construir su ciudad allí donde ahora se encuentra.
Esta es la leyenda que cuentan sobre el origen de la ciudad y su símbolo: el dragón.

Huesos de dragón. El día que se caigan será el fin del mundo...
Por si eran pocas las profecias del apocalipsis


¡Ay oma, que el dragón está vivo!


Precioso barrio judio



Nuestra estancia en Cracovia fue relajada, romántica. Es un lugar especial para nosotros, ya que invita a reflexionar, interiorizar y exteriorizar, tuvimos momentos de mucha comunicación que anteriormente no habíamos podido tener debido al ritmo acelerado que llevábamos.  Muchas gracias a aquellas personas que nos recomendasteis decantarnos por esta preciosa villa antes que por la capital, Varsovia. Somos como somos, y la verdad es que nos sentimos muchísimo más a gusto en pequeñas ciudades o pueblos grandes que en las grandes urbes, si bien es cierto que, en el interrail vamos a visitar un buen número de éstas. ¿Razones? La comunicación de transportes entre las capitales es muy superior a la que te encuentras para visitar pequeños lugares con mucho encanto pero perdidos en el mapa, además, con el tren, a diferencia de con la furgo, nos podemos meter en el centro en un pispas y movernos con tranquilidad.
¡Monta, nos vamos en carroza para Praga!

7 comentarios:

  1. Por cierto queee, muchos ya debéis estar de vacatas, gooocenlas!
    Otros, en fiestas de Gasteiz, a gozarla también!
    Y para aquellos que andéis currando... pronto llegará vuestro turno, ánimo!

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  2. A gozar vosotros, que lo vuestro si que es gooooooosssaaaaaaarrrr!!!!
    Muxu handi handi bat biontzako.
    Olatz&Oskar&Aretx

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  3. AMAIA GRACIAS POR LLEVAR EL FULAR YA QUE NO PUEDO ACOMPAÑAROS EN PERSONA QUE UNA COSITA OS RECUERDE A MI Y OS ACOMPAÑE.
    MUCHOS BESOS GUAPOS Y SASA!!!!!!

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    1. Arantxis! Cómo no me iba a llevar el fular! Con lo chulo que es! Gracias a ti por regalarmelo. Muxus wapa

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  4. Joder estais comiendo de lujo.......q bien se os ve. Voy a conocer mundo con vosotros. Muxus

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    1. jajajaj, ya nos acordamos de la tontería de la frase, ya! Y eso no es ná! Si vieras los bocadillos de lujo que nos comemos en los parques de lujo... jajja
      Hasta lujo!

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