29 ago 2012

El embrujo de Brujas

 
Y llegamos a Brujas, finiquitando nuestros billetes de Interrail. A partir de aquí tendríamos que pagar por cada nuevo tren, pero como buenos listillos sólo habíamos dejado dos desplazamientos antes de saltar a la Rusia: Gante y Bruselas, y ambos quedaban a una distancia (léase precio) más que asequible.
 

La historia de Brujas es un tanto curiosa. No fue muy conocida hasta que allá por el siglo… ¿qué siglo nos dijeron? Vale, hasta que hace unos cuantos siglos, cuando se empezó a viajar un poco por gusto y realizar las primeras “guías de viajes”, que un personaje francés catalogó la ciudad como “una gran merde”, o sea: una preciosidad. Curiosamente, y frente a las duras palabras de su reseña, muchas personas pudientes comenzaron a acercarse a Brujas, y la historia de su encanto comenzó.
 


 Sin embargo, con el tiempo su fama decayó, pero algo sucedió al margen de la voluntad del anillo…


Collin Farrell llegó a la ciudad y la calificó como “un pozo de mierda”, además añadió que “si hubiera nacido en una granja y fuese retrasado, la ciudad tal vez me hubiese impresionado, pero como no es así, no lo ha hecho”. Los locales están deseosos de que Collin vuelva por la ciudad para tomar unas cervezas y tal, pero lo gracioso es que nos cuentan que el turismo ha aumentado considerablemente desde el estreno de su película. Ya se sabe lo que algunos dicen: Mejor que hablen mal de mí a que nadie hable de mí.
 


Dimos con el albergue, y sí, ¡otra gran elección! En sí no era nada de otro mundo, de hecho era un bar- (abajo) –albergue (arriba), y para ir a la ducha moverte por la estrechísima escalera de caracol y pasar entre el cerveceo, pero había un buen rollo increíble. ¿Qué necesita un albergue para ser genial? Pues eso, buena gente al mando. Las instalaciones en sí no importan mucho si te sientes como en casa.



Espinita fuera, ¡por fin llegó el biciturismo! Fue una auténtica gozada desplazarnos con nuestros velocípedos por toda la villa.
 
 
 



Tuvimos muchísima potra, resultaba que el día de nuestra llegada había un festival de danza y música por toda la city, y algunos de los puntos elegidos para los bailes y conciertos eran lugares privados o de acceso público monetil, luego nos vimos entrando en lugares que en otras circunstancias tararí.



 
 
Entre “mebajos y mesubos” de la bici, di con una tienda especializada en piedras preciosas, y una vez más, entré en busca de mi turmalina sandía.
 

Y, una vez más no la encontré. Sin embargo, un colgante llamó fuertemente mi atención. 
 
Se trataba de un cuarzo trasparente, en forma de péndulo, con un granate engarzado entre filigranas de plata. Comprendí que para mí, que me paso buena parte del tiempo en las nubes, este colgante simbolizaba la voluntad de dirigir más energía hacia mi base, hacia la tierra.
Desde las ramas, o más allá, pero hacia las raíces. Un buen recordatorio para vivir más en el aquí y ahora. Lo tomé como un regalo del viaje así que continuamos juntos el camino.



 
 



 Tras la hora feliz de nuestro albergue salimos a ver los iluminados relieves y las zonas en sombra de Brugge por la noche. Como suele ocurrirnos, la mayoría de txokos nos gustaron todavía más a la luz de los faroles.

 
Hubo algunas zonas con un encanto increíble, especialmente las de los canales, con las manadas de cisnes que los atravesaban iluminadas.
 
 

Poco antes de encaminarnos hacia el albergue también pudimos gozar estando solitos en algunos lugares extremadamente concurridos durante el día (en buena medida por españoles) y sentir el embrujo de Brujas, comprendimos a aquel viajero francés que dijo lo oscura y siniestra que era, pues en verdad, esta villa iluminada y habitada como antaño, ¡tenía que poner los puntos de punta a base de bien!
  
Definitivamente Brujas nos encantó… y nos embrujó...

 
 

2 comentarios:

  1. No sé por qué pero me ha encantado!! y lo de las bicis ya ni os cuento!! el marco incomparable, vamos, que parece un escenario más que una ciudad! ayyy qué envidia, pero qué envidia!!

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    1. jaja! Te ha encantado porque brujas encanta, hechiza y embruja! jaja. Mila muxus

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