18 nov 2012

¡Fiesta en Beijing!

1 de octubre. La semana de fiesta nacional da comienzo en China.
 
¡El Wally chino estaba en su salsa!


Y ahí que fuimos, de cabeza. El último tren de nuestro transmongoliano nos dejó en Beijing a primerita hora, haciendo madrugar a todos los pequineses. No quisimos perdernos ese gran momento tan importante para ellos, bueno, eso, y que así habían surgido las cosas en base a las fechas de visados y tal. Nos creímos muy afortunados por visitar la capital china en tan remarcada fecha… y acabamos pagando el pato…
 
No se nos ocurrió otra mejor idea para empezar nuestra visita que ir paseando hasta el corazón de la ciudad, para visitar su plaza más emblemática: Tian´anmen y el mausoleo de Mao! Muy pronto nos vimos en medio de una inmensa marea de gente, donde nos convertimos en dos chinitos más. Nos mimetizamos tanto con ellos ¡que acabamos entrando en la Ciudad Prohibida sin siquiera darnos cuenta! Eran los primeros días en china y hasta nos hizo gracia… Ya tendríamos tiempo más adelante para acabar un poco saturados de tanto chino.
 
Nos impresionó muchísimo la Ciudad Prohibida, aunque no fuese una ciudad ni estuviese prohibida jajajajaa. Sin embargo sí que constituía mucho más que la residencia de la nobleza de las diferentes dinastías que encabezaron el imperio chino, y también era prácticamente inexpugnable para toda persona externa a la sangre noble o su servicio más allegado. Entre sus diferentes palacios, templos, corredores y patios uno podía perderse horas y horas, disfrutando de cada rinconcito y metiéndose en las películas de kung-fu con el tigre y dragón luchando por los tejados! Pero el día que fuimos no era el mejor, ni de lejos, para ello. La marea de gente que había nos arrastraba hacia la salida.
¡Vaya epopeya! Hubo a quienes les hicimos mucha gracia y quisieron sacarse fotos con nosotros, y bueno, el corte de pelo de Mikel causó furor! (y esto sólo era el principio) ¿Les haría recordar sus peinados de antaño, cuando lucían largas coletas?  Sea como fuera, ¡todos querían tocarle el pelo, pregunatrle si era un artista y decirle lo “cool” que era! jajajajajaa

¿El Dragón dormido o el Fénix renaciendo?

-¿A dónde vas? -¡A donde me dejen salir!
 
Dedicamos un día entero al Palacio de Verano, otro enorme lugar en que uno puede perderse durante horas. La pena era que había tanta contaminación (que no niebla, ni mal tiempo como algunos nos insistían) que al alejarte un poco de la zona principal ¡no había cristo que pudiera ver nada! Pero disfrutamos mucho de este lugar que en su momento más álgido debió de ser un retiro estival muy tranquilo para el emperador y su familia (por si vivían estresados en la ciudad prohibida…), rodeado de naturaleza.



Cooón ta mí na me, mézclate conmigo... (8)


Y de noche, ¡de noche sigue estando petaaado de chinos!
 
Al día siguiente aprovechamos la estancia para visitar el templo Lama. Es el mayor templo budista de estilo tibetano fuera del Tíbet y donde además se halla el Buda tallado en una sola pieza de madera de sándalo más grande del mundo. Tras abrir boca de cara a o que nos esperaba en el Tíbet, y tras callejear un buen rato por los hutong (barrios tradicionales pequineses), tuvimos la suerte de que nada más llegar a la torre del tambor, una exhibición de cómo los hacían sonar antaño se hiciese eco en toda la ciudad. Ah! Y por aquella zona encontramos un Ukelele muy baratillo para Mikel! Ay amaaa!! El atardecer lo dedicamos a ver la puesta de sol desde la colina del paque Jingshan, frente a la ciudad prohibida.



 
Los siguientes días bajamos un poco el ritmo ya que la salud no estaba a tope, creemos que debido a la contaminación, y los dedicamos a hacer “chinorradas”. Nos fuimos al “Mercado de la seda” y al “Mercado de las Antigüedades” a jugar al regateo con los vendedores, al "Mercado nocturno" a ver qué bichos se llevaban a la boca los chinorris, y conocimos más templos, entre otros el “Templo del cielo”, donde se realizaban los sacrificios animales a los dioses para ganarse su favor.
 
También paseamos por las calles y los parques de la ciudad y disfrutamos mucho viendo cómo la gente gozaba de una vida social, muy rica, en ellos, con sus juegos de mesa, deportes, bailes, música y demás maneras de relajarse. Eso sí, sin seguir su ejemplo de andar escupiendo a cada paso ni echar la basura por cualquier lugar. Ante todo, sí hicimos algo, eso fue gozar de la cocina china. Tras descubrir que los platos de los restaurantes chinos que hay en España no son de la cocina china, nos dimos a las recomendaciones… y madre mía cómo nos pusimos. Incluso llegamos a cenar el mítico plato de Beijing, el Pato pekinés, por eso decimos que acabamos pagando el pato… vaya que sí lo pagamos... menos mal que compartimos gastos con nuestros franceses favoritos, juntos otra vez.


 
No hubo día que nos lloviera ni una sola gota en toda la semana de fiesta nacional, pero en su lugar, había muchísima polución que dañaba mucho nuestros ojos y gargantas (aún con mascarilla), tanto que Amaia se llegó a quedar afónica, casi muda, ¡para descanso de Mikel! Recordando todos los rumores de los anteriores Juegos Olímpicos, en China, nos preguntamos si habrían echado al cielo los mismos productos químicos que ya echaran en aquella ocasión con el fin de que no lloviese y se chafase la fiesta. Al principio planteamos esto de coña, pero con lo que veríamos más adelante se nos quedó como una certeza. Nos sorprendió también lo bien organizada que estaba para el turismo, y lo moderna que era, pero sin perder sus zonas tradicionales, una buena mezcla. Debieron de hacer tal barrido y barnizado a la ciudad antes de los J.J.O.O que no vimos ni una sola fábrica por el centro (antes tan abundantes), ni una mala calle, ni un solo perro vagabundo y muy pocas personas vagabundas. Claro que a los pocos que vimos, la policía se encargaba de despacharlos, a buenas, pero a las sombras.





Un amuleto de la buena suerte para el viaje, ¡Adoska Munduan!
 



La semana dio para mucho, y disfrutamos de Pequín mucho más de lo que esperábamos, la verdad. Además, nos dio tiempo para conocer mejor al chino, tanto al modernillo como al pueblerino, al pasotilla como al patriótico. Fue una estupenda toma de pulso para este reemergente país. Aún quedaba mucha China por ver, de modo que nos despedimos de la capital, y con más pena de Alex y Claire, a quienes en principio no volveríamos a ver hasta diciembre, en India, si todo iba según lo calculado para ambos.
 
¡El camino sigue y sigue!
 

2 comentarios:

  1. Noooooo!!!! en serio que no os volveréis a ver hasta diciembre?? adelantadnos si ha habido algún reencuentro sorpresa!! que va a ser mucho tiempo sin Alex y Claire para algunos bloggeros! ya son como de la familia!!!

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    1. jajajajja
      Hay tienes ración, marchando una de Alexclairenomanos!
      Y ah! sorpresa sorpresa!! Todo a su tiempo ;P
      Muakaaa!!

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