19 nov 2012

La gigantesca muralla china

Antes de seguir con la expedición china hay que hablar de la escapada que hicimos desde la capital hasta un tramo de la gran… no, de la gigantesca muralla china.
 
Los planes cambiaron. Las lluvias habían destrozado parte de la muralla en la zona de Simatai, nuestro objetivo, y justo entonces estaban en medio de las labores de reconstrucción. Una pena, ya que teníamos entendido que era una de las zonas más bonitas y mejor conservadas de la muralla, además de que, desde allí, tenías la posibilidad de hacer un hermoso trekking hasta Jinshanling, otro tramo de la muralla situado a unos 10km. ¡Nos habían pinchado tol rollo!
 
¡Pero hay mucha muralla para elegir! Teníamos claro que no queríamos ir a la zona más cercana a la ciudad, ya que además de ser uno de los tramos más restaurados (incluso a lo artificial, como les gusta), era el foco de turismo chino. Turismo con el que se sobran para hacer negocio, porque hay que ver cuánto chino había de turisteo… Total, que nos decantamos por otra zona: Mutianyu, que aparentemente era una zona poco turística y bien bonita.
Por el camino, en el bus, ya empezamos a atisbar sobre las montañas algo, pero -¡Madre de Dios!... es colosal y está a una altura muy…. Alta! Jajajajajaja
Llegamos a las faldas de la sierra y rápidamente nos enganchamos al funicular para ganar altura, para perder distancia con la muralla, para ganar visión, para perder… ¡el habla! ¡Sin palabras! El dedo no dejaba de estar pulsado sacando fotos, pero las fotos no le hacen justicia alguna al panorama que se habría a nuestros ojos! Una vez arriba a ¡DISFRUTAR!


 
Dimos un inolvidable paseo por la antigua muralla, cuyo inicio data del siglo V a.c… casi nada. La muralla había sido construida como protección ante los continuos ataques de las tribus nómadas de Mongolia y Manchuria al principio y del imperio de nuestro famoso Khan después. Pero menuda obra de chinos que hicieron. Todo cuestas arriba y abajo, siguiendo la arista natural de la sierra. No podíamos dejar de imaginar cómo se las habían tenido que ingeniar para construirla… Es que, de verdad, ¡vaya locura! Increíble.

 
Y parece que no, pero algo ya cansa. Mikel y Alex se fueron un poco más adelante, a encender una de las almenaras de alerta ante los enemigos, mientras Amaia y Claire se volvieron antes hacia un mirador, donde Claire aprovechó a dibujar y Amaia a reflexionar y contemplar esta indescriptible creación.

 
La bajada fue muy divertida, ya que tenían montado una especie de tobogán que llevaba directo a la entrada. ¡La gozamos como enanos!

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