Notamos mucho el nuevo cambio de
horario, la noche ya se nos había echado muy encima. Cansados, hambrientos y
medio perdidos, anduvimos en busca de un albergue para alojarnos por lo menos
esa noche. Gracias a las guías, aunque un poco desfasadas, conseguimos dar con
el hotel que más nos llamó la atención por relación ubicación-precio.
A la entrada, las recepcionistas
con su nulo conocimiento de inglés, nos intentaron atender. Alex y Mikel,
mediante gestos, se esforzaron en hacerles
entender que queríamos dos habitaciones dobles. Se esforzaron tanto, que no se
dieron cuenta de que parecía que… ¡querían una habitación matrimonial para
ellos y otra para nosotras! Esta coña se alargaría hasta el fin de los tiempos…
Finalmente entendieron lo que queríamos, pero para hacer el check-in nos
pidieron un depósito que nos dejó fuera de juego, asique les pedimos
explicaciones del porqué, con lo que sólo conseguimos que se indignasen y nos
diesen de lado, dejándonos de atender. Así que nos fuimos en busca de otro
alojamiento, donde con un poco más de tacto e inglés nos dejaron claro que el
depósito era prácticamente obligatorio en casi todos los alojamientos de china,
y con respecto al pasaporte, sería un ritual sacarlo hasta para comprar el pan
(chino).
Sí, estábamos en China. Una nueva
cultura, lenguaje (oral y gesticular), escritura y moneda nos esperaban. Tocaba
rehacerse. Estos chinos se mostraban muy curiosos hacia nosotros, abiertos a la
“conversación” y muy sociales entre sí. Su lengua no sonaba muy atractiva, y su
tono elevado menos, pero le pillamos el punto. Respecto al lenguaje gesticular
iríamos ganando habilidades con los gestos manuales que utilizan para
referirse, entre otras cosas, a los números, ¡nada que ver con los nuestros!
Muy divertido. La escritura era otro nuevo mundo, aunque Mikel reconocía
algunos caracteres por sus pequeños conocimientos en japonés. Respecto a la
moneda, no nos costó nada hacernos, puesto que además de tener un cambio
euro-yuan bastante fácil de calcular, los precios que ya venían bajando desde
Mongolia era aquí aún más bajos, especialmente en las comidas.
Datong sería una parada corta,
asique bien prontito por la mañana nos dirigimos a las Grutas de Yungang. ¡Y
menos mal que “madrugamos”! Porque antes de llegar allí, quisimos conocer la
ciudad, ejem ejem… e ¡hicimos un tour con el urbano por toda la ciudad! Eso sí,
nos salió por ¡1 yuan! (el cambio era más o menos 8¥à 1€, ¡hagan cálculos!) No
entendimos que lo que debíamos hacer era coger un bus, bajarnos en una no
señalizada parada y coger otro urbano que, esta vez sí, nos llevara a las
Grutas. Pero de aquella manera pudimos ver que estaban haciendo una especie de
reconstrucción de la muralla china que antiguamente pasaba por allí!
Nos plantamos en
la entrada para la hora de comer autóctona. Y teníamos hambre pero decidimos
coger primero las entradas, ya después tendríamos tiempo de poder comprar algo…
pues no! La entrada nos costó un riñón, teníamos dinero “de sobra” para pasar
el día y algo más, y por lo que habíamos leído en nuestra lonely que la entrada
era baratilla ¡Error! La entrada costaba 15 veces más de lo que ponía!!
Comorrrrrrl, ¿¡de 10 a 150 yuanes!? ¡Pero si hemos venido hasta aquí desde la
ciudad por 1 yuan!... y eso que supuestamente era información fresca, edición
impresa sólo 6 meses atrás! Así que no nos llegaba la pasta! No nos hacían
descuento de “estudiante”, no podíamos pagar en tarjeta, no podíamos sacar
dinero de la caja… Asique tuvimos que pedirle dinero prestado al banco Alex
& Claire´s, eso sí, nos quedamos tan pelados todos que no pudimos coger
nada para comer. ¡Menos mal que llevamos algo para picar, y pipas!
Tras el
“aperitivo” nos adentramos en Yungang ¡Sus grutas y miles de budas nos
esperaban!
La entrada nos
dejó bastante fuera de juego. Una avenida rica en esculturas de mármoles de
distintos colores, murales artísticos, puentes enormes… eso sí, todo construido
hacía bien poquito… Empezábamos a
entender porque pedían tanto por la entrada!
El olor a
incienso nos hizo olvidar el riñón que habíamos tenido que vender antes.
Empezamos a disfrutar de las grutas una vez pasados los templos nuevos que
habían construido y llegamos a la zona antigua.
Aquellas enormes estatuas talladas en la roca allá por el siglo V, haciendo del interior de unas pequeñas colinas un entramado de cuevas llenas de misterio, nos impresionaron muchísimo. En el centro de una de las grutas había un colosal Buda que durante tanto tiempo había estado velado a la luz, cubierto por polvo y rocas, pero que hoy se dejaba ver tomando un baño de sol.
Sonaron
los tambores. Sobre el sendero que guiaba hasta los pies del buda, un desfile
de personas caracterizadas como en la dinastía de algún antiguo emperador se
hizo con la atención de todos.
Nos
pareció algo surrealista, fue el toque que le acabo de dar ese aire Disneyland al
lugar. Sin embargo, y como más tarde comprobaríamos, a los chinos les gustan
las cosas así de “artificiales” y preparadas. Y ya que estaban de
parafernalias, decidimos hacer nuestra propia actuación: Ryu vs Chun Li lucharían
en el escenario chino de StreetFighter, seguidos después por una versión humana
del Buda de 8 manos!
Con las últimas
luces volvimos a la ciudad. Justo a tiempo para cenar y despedirnos hasta
nuestro próximo encuentro en la capi, sí, porque, aunque Claire y Alex querían
quedarse unos días más para visitar alguna zona más, descansar y librarse de
los primeros días de la temida fiesta nacional de Pekín, nosotros estábamos “deseando”
meternos de lleno en el espíritu chino!
¡¡Qué viva la
fieta y aliba el amol!!
Hola chicos!! Os veo genial, disfrutarlo que esto solo se vive una vez. Me gusta mucho el blog y os esty siguiendo todo el recorrido. Animo y muchos bss. Yoshiko
ResponderEliminarAupa Yoshiko!!!
EliminarQue guay que nos escribas, que nos sigas y que te guste tanto el blog! Nos alegra muchisimo saber eso. Ni te imaginas lo mucho que nos hemos estado acordando de ti en Japón!! Esperamos que todo este muy bien por Vito. Un beso muy grande.