Xi´An nos defraudó un poco, bueno,
para qué engañarnos, nos llevamos un buen chasco. Tal vez nos esperábamos una
ciudad un poco más tradicional por la imagen que los guerreros de terracota nos
habían formado en la mente, no lo sabemos, pero teníamos una idea bastante
diferente de lo que aquí nos esperaba.
Fuera de lugar |
Tras instalarnos y juntarnos de
nuevo con Mehdi en un albergue precioso y con un genial equipo a su cargo,
fuimos a visitar una de las zonas más populares: el barrio musulmán, sí,
musulmán, ya que al ser esta ciudad un punto clave de la ruta de la seda, un
creciente número de mulumanes se habían instalado aquí. A lo largo del tiempo
habían ido trayendo pedacitos de su cultura hasta esta ciudad. Su cocina, sus
ropas, su religión… donde vimos un templo que habían trasformado en mezquita.
Allí, en la gran mezquita templo, nos encontramos a unos chinos practicantes de
esta religión practicando caligrafía sobre el suelo con agua y pincel. Donde
Mikel aprovechó a repasar y a recibir unas clases particulares. También “disfrutamos” de los colores y sabores
de su bazar.
Ya por la tarde, y aprovechando
todos aquellos centros comerciales fuimos en busca de una mochila nueva para
Mikel, ya que la de el no era tan buena como aparentaba ser y ya se tenía
partes rotas. Fue una odisea encontrar la mochila… ya habíamos pasado horas y
horas regateando en Pekin y ahora aquí, pero la casa de un caracolito bien
merece su buena elección, vaya peor que el dicho de que las mujeres somos muy
complicadas para las compras!
Lo mejor fue verle comprarse la
mochila más fea del mercado, y sin ser ¡VERDE! Jajajajaj. Pero él sabía que era
la mejor, asique es lo que tocaba. Para más inri, y tener una buena relación le
puso un nombre:¡¡¡ Narutina!!!
El último día lo dedicamos a ver
Los Guerreros de Terracota, que se encuentra a las afueras de la ciudad.
Dejamos las mochilas en la estación ya que a la vuelta partiríamos a Guillin.
Habíamos
leído y oído que para ver el complejo, era mejor empezar por el final. Primero
el museo, dónde explica la historia y puedes situarte en el tiempo, despúes la
3 pit o sala, que es donde menos guerreros hay escavados, luego la 2ª y por
último la 1ª.
Esta última es el mayor pabellón de
todos y es donde se encuentran más cantidad de guerreros y mejor conservados.
Nada más entrar te encuentras a todos ellos de frente, pero no pudimos
disfrutar del todo de aquel momento ya que los guardas nos apremiaron y nos obligaron a continuar
el recorrido para evitar aglomeraciones. A lo que les respondimos un
internacional: “Ala majos!, que hemos pagado. Déjanos tranquilos” Pero se
pusieron más pesados y tras sacar varias fotos nos fuimos
de mala gana y con cierto cabreo. Después vimos que era para unos VIPs,
altocargos militares, que disfrutaron de sacar fotos todo el tiempo que quisieron
y desde una zona más baja de la que dejaban acceder al pueblo llano.
Puede que tuviéramos una
idealización de los Guerreros, ya que las imágenes que tenemos en mente no
concuerdan con la realidad. Toda la gente con la que hemos topado han
coincidido con esta opinión.
¿Alguien se apunta a hacer este puzzle? |
Tras la visita a los Guerreros nos
aguardaba una tediosa y alargada espera en la estación de tren. Estabamos a
punto de meternos en el taryecto de tren más largo que haríamos en China, y a
pesar de haber hecho las reservas y habernos pelado con uñas y dientes por
conseguir billetes en “hardsleeper” (con cama), no pudimos hacernos con otra
cosa que, sí, unos “excelentes” Hardseat, o sea, muerteee.
El tren llegó a la estación y una
vez en su interior pudimos pasar a conocer a nuestros vecinos, bueno, qué
vecinos, unos más de la familia, ¡carne con carne, oye! Estabamos tratando de
mentalizarnos de que nos esperaban 27 horas en esas condiciones: separados, con
luz toda la noche, bien prieticos, congelados con un aire acondicionado
bloqueado en 18º, tol barullo, los vendedores de plantillas de gel
hipermegasaludables, espejitos mágicos, juguetes de niño para crezcan
traumatizados, etc… cuando nos dimos cuenta de que no podíamos resignarnos. A esperanza
es lo último que se pierde, eso, y que Mikel es un pesado y que el universo le
debía un favor muy grande a Amaia por haber dejado su asiento a una pareja,
para que ellos sí, pudiesen sentarse juntos.
Así que nos pusimos manos a la
obra. Ya que ahí no íbamos a poder dormir nos decidimos a hacer la guerra hasta
conseguir un lugar apto para dormir, aunque fuese un par de horas. Tratamos por
todos los medios de revender nuestros billetes, comprar unos con cama. Nos
entendían, vaya que sí, pero la jugada no era tan sencilla… No satisfechos con
la respuesta de que era imposible nos decidimos a explorar los vagones con
cama, a ver sí algo podíamos hacer. Y en esas, que, ea, el universo obró y nos
dio, no dos camas, sino las camas en el mejor de los vagones: el de los propios
trabajadores, y por tanto el más cuidado y silencioso.
El trayecto finalmente se alargó
hasta las 30 horas. Nosotros no podíamos dejar de sonreír, sabíamos que habíamos sido
muy afortunados. Lo que nos llevó a la conclusión de que ¡el que la sigue la
consigue! Y menos maaaaal jajajjajajajaa
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