Esta fue una de nuestras paradas
más especiales de la semana railera. La zona a la que nos dirigíamos fue la
menos accesible y nos tomó algo más de tiempo y algún tren extra, pero el
destino lo mereció. La ruta de Nagasendo es conocida
hoy día por unir las tradicionales villas de Tsumago y Magome. Sin embargo,
antiguamente era tan sólo un pequeño paso de montaña en la ruta más transitada entre
las dos ciudades más importantes del Japón, Kyoto y Edo (Tokio).
"Permíitámonos descubrir la importancia del nacimiento y la alegría de vivir" |
Cogimos un autobús dirección
Magome para así poder recorrer esta medieval calzada desde allí, ¡primando así
la cuesta abajo! Pero, no nos debimos de entendernos bien con el conductor, y
nos bajamos varios kilómetros antes. Cuando nos dimos cuenta quisimos hacer
autostop para empezar desde el inicio, pero nada, no hubo un solo coche que parara.
Mientras hacíamos el idiota pulgar arriba, nos dimos cuenta de que una tormenta se estaba
formando y no tardaría mucho en descargar. Asique, ¡sí!, hicimos trampa y nos
ahorramos una caminatilla.
Nada más adentrarnos en el
bosque, vimos una señal, ¡cuidado con los osos!¡Toca la campana para ahuyentarlos!
¿Comorrrrrrl? En realidad ya lo sabíamos, pero se nos había... ¡vaya forma de
recordárnoslo!
El paseo fue muy agradable. Una
vez más los colores del otoño y la luz del sol hicieron de esta caminata un
continuo festejo de luz y color, un deleite para la vista. Sus bosques eran
penetrantes y profundos, tanto era así que te envolvían entre sus ramas para
adentrarte a una época en donde los antiguos campesinos y samuráis recorrían
este trayecto a fin de hacer comercio o llegar a tiempo a la llamada del
Shogun.
A medio camino nos encontramos
una casa de descanso donde nos ofrecieron té, galletas, dulces, fruta… otro de
esos lugares que están en el momento y el lugar prefecto. El hombre que llevaba
el lugar era muy amable y servicial, nos contó que trataban de mantener aquel
lugar como siglos atrás debían de encontrarlo quienes por allí pasasen, y vaya
si lo conseguían...
Tras charlar un rato y descansar
(la cuesta abajo también tiene lo suyo…) seguimos el camino y a medida que nos
acercábamos a Tsumago, la tormenta fue cogiendo forma hasta llegar a caer la txaparrada
del siglo. Menos mal que llevábamos a nuestro nuevo fichaje paragüil: Momiji-san,
con nosotros. No nos salvó de empaparnos enteros ¡pero nos libró los pelos! Se
estrenó como un héroe, bueno lo que pudo, porque la lluvia venía de lado y casi
desde abajo también!
Nuestro alojamiento esta vez no sería un albergue, ni una posada, ni un hostal… ¡esta vez nos daríamos un lujazo! Sería un Ryokan, el alojamiento tradicional japonés que cuenta con todos esos pequeños detalles que te transportan siglos atrás.
A la
llegada al Ryokan, y para volver a la vida, nos dimos un vivificador baño en el
onsen especial hecho en madera de ciprés. Nos vestimos con los yukatas, pijamas
de gala, y nos dejamos deleitar por una riquísima cena de la cocina más selecta
de Japón: sopita de miso, vegetales en tenpura, pescadito fresco, abejas de
tierra chamuscaditas (¡esto suena muy mal pero estaba bueno!), carne de ternera
de la familia de Kobe (sí, de esas a las que dan masajes y sake, ponen música…)…
Total, que nos sentimos en el paraíso. Antes de acostarnos, salimos a dar un paseo por las silenciosas calles de la villa, teniendo como único acompañante el eco que producían nuestras zapatillas de madera. Una experiencia inolvidable.
mae mae!! mankantao la foto de los kakis! pero con lo del ryokan mantrao gula-gulosa y envidia, no muy sana, por cierto! estaríais como reyes!! y habéis conseguido que nos imaginemos cómo podrían ser vuestros homólogos nipones!! je je
ResponderEliminarAhh! y lo de la campana no he acabado de entenderlo? es para rogar a los dioses o más bien porque los osos de ese entorno tienen algún trauma con su sonido?? aún así yo me habría hecho cakita sólo con el cartel!!
EliminarHombre pues lo de los osos, si que Amaia se emparanoió un poco, menos mal que a medio camino nos encontramos con más gente y iba unos pasos más atrás!! Y lo de la campana será por trauma o alguna asociación de batidas para alejarlos o así??no?
EliminarEl Ryokan fue un lujazó y nos sentimos como verdaderos japonitos!