24 ene 2013

Jaisalmer, la ciudad dorada

Tras cruzar tantos hangares militares que pensábamos que nos habíamos metido en medio de una guerra, llegamos a Jaisalmer, una de las ciudades indias más próximas a Pakistán. Curiosamente, y a diferencia de la mayoría de ciudades visitadas, aquí, no oímos rezos musulmanes, tal vez para no sumar más tensión al ambiente.

Un pedazo de jeep nos hizo el pick-up gratuito de la “estación de bus” al hotel, ¡oh yeah! Después de tantas horas botando en el autobús no hay palabras para semejante lujo. Nuestro alojamiento no era ninguna maravilla pero tenía por vecino otro hotel con un personal y una cocina increíble, así que estuvimos a las mil maravillas.

Jaisalmer se encuentra perdida en medio de un desierto, no uno de estos de película, con sus infinitas dunas, pero sí un desierto, vació, a excepción de algunos arbustos, cactus y vallados militares. La ciudad se podía mimetizar entre las arenas, con esas casas hechas de piedra de arenisca que aporta esos colores amarillentos y les permite tallar formas tan sinuosas en sus fachadas.

Para variar y salirnos de nuestras preferencias arquitectónicas, ¡aquí también se alzaba otra fortaleza imponente! Y es que India está repleta de construcciones maravillosas que hacen del patrimonio histórico de estas tierras una riqueza sin igual. Pero por desgracia, como en muchos otros enclaves, la basura invadía cada espacio abierto y bañaba cada animal. A estas alturas, cada vez notábamos más esas “improvisadas” burbujas, donde parece mentira que en ellas estés como estás cuando abajo se cuece lo que se cuece.


Llegamos con la intención de hacer una escapada de un par de días al desierto, ¡con camellos y todo! Pero los precios que encontramos estaban muy idos, ¡y no eran camellos, sino dromedarios! Decidimos quedarnos con el sabor de boca (y el aliento) que los camellos de Mongolia nos regalaron y aprovechar para descansar tranquilamente en Jaisalmer.



Desde la entrada de la fortaleza había un ambiente genial, caminar entre sus estrechas callejuelas era en sí mismo un gustazo, y asomarse por las murallas para contemplar toda la zona comiendo unas pipas ya... Realmente se trata de un lugar muy especial, sobre todo al atardecer, cuando, desde su colina, Jaisalmer parece detener los últimos rayos de sol.
 


Nos encontramos con un vendedor que hablaba un castellano buenísimo. Resultó que había estado viviendo en Barcelona bastante tiempo, pero que con la crisis tuvo que volverse. Estuvimos charlando un buen rato con él sobre temas bien interesantes, y en estas que ya había confianza, haciéndose el listillo, nos dio lecciones de cuánto cuestan realmente las cosas que venden a los turistas. La conversación resultó en un debate de moralidad en el que él, asumió quedar muy bajo, e incluso prometió jugar más limpio. Si lo estará haciendo o no, ni idea, pero que con sus aclaraciones nos dejó alucinados, damos fe.
 

 
Tomando algo fresquito en un bar, dimos con una camarera extranjera. Con muchísima curiosidad le preguntamos cuánto tiempo llevaba y que tal se sentía allí. Ella nos dijo que necesitó un mes para “acostumbrarse” a aquella India, que tanto la había sorprendido… pero que después, si logras acostumbrarte, lo llevas bien.

 
Quizá seamos muy sibaritas, pero no sabemos si seríamos capaces de acostumbrarnos a todo aquello, empezábamos a estar cansados de tanta basura, tanto llenarse la boca con la rupia, el agobio cansino al turista y al viajero (por igual, sin diferenciar), tanta diferencia económica entre pobres y ricos, el maltrato animal, la falta de higiene y la falta de respeto hacia la naturaleza. ¡Ala, perlas aquí y allá!


Nuestro siguiente destino quedaba algo lejos, bueno, no tanto, pero las carreteras y los vehículos no rinden como gustaría. Vía bus nos tomaría unas 15 horas, con cambio de vehículo y todo, y después de los últimos buses no queríamos ni imaginárnoslo… y en estas que en nuestra mente apareció una palabra, clave: “Talkal”, billete de emergencia. Teníamos pocas, muy pocas, posibilidades de conseguir un billete de tren-cama directo, pero teníamos que intentarlo. Las 10:00 a.m del día previo era la hora, la taquilla especial para “Talkal” el lugar de la batalla. Adoska combatió, con todas sus fuerzas, con todos sus recursos, contra todas las dificultades… y dos billetes cayeron del cielo directos a nuestras manos… ¡¡Graaacias!!

2 comentarios:

  1. Que pasada de lugar!!! Me ha encantado! Se me ponen los pelos de punta solo pensar en esos sitios encantadores! Amaia sales guapisima, os veo muy bien!! muxus!!

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    1. Aupa Yoshiko!!
      Qué bueno que te haya gustado tanto Jaisalmer! La verdad es que es un lugar con muchísimo encanto, como otros tantos de India, en efect!
      Muchas gracias por las flores, siempre son bienvenidas!! :D
      Muxus!!

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