8 ene 2013

Tan lejos y tan cerca, y viceversa

La distancia, el tiempo…
 
A medida que nos hemos ido alejando y más tiempo ha trascurrido desde nuestra partida más sentimos el desapego. Desapego, a la no necesidad de algo. Hemos ido liberando unas cadenas y/o barreras que nosabemoscuándo nos hemos puesto con el pensamiento y que nos ataban a estar cerca para no sentirnos lejos. ¿Pero cerca de qué, de quién?
Ahora sentimos que lo que aleja y distancia a las personas, no son los kilómetros que les separa, sino nosotros mismos. La distancia en sí no es el detonante, podemos estar cerca y sin embargo estar a mil años luz por falta de comunicación, de empatía, de respeto… Y podemos estar a mil años luz, sin vernos durante mucho tiempo y, sin embargo, sentir que esa persona está cerca, tan cerca que la puedes ver, sentir e incluso abrazar. El pensamiento es un don muy poderoso que puede hacer del cielo un infierno y del infierno un cielo.
 
“¿Por qué grita la gente cuando está enojada? -Porque perdemos la calma. Respondió un monje- por eso gritamos. -Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? – Nadie dijo nada. Al final, el maestro dijo: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia, deben gritar para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más alejados estarán y más fuerte tendrán que gritar para escucharse el uno al otro. Luego el maestro añadió: ¿qué pasa cuando dos personas se enamoran? Se hablan suavemente porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.”


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