11 dic 2012

Un brote de esperanza

El museo a la Paz de Hiroshima fue contundente.
No sólo se limitó a explicar lo concerniente a la bomba nuclear que sufrieron, sino que comprendía todo lo relacionado con las guerras anteriores que habían sufrido y que habían provocado. Asique desde una primera toma de contacto, explica lo que suponen las guerras tanto para vencedores como para perdedores, dejando clarísima la conclusión de que sólo hay  perdedores.
 

Según vas entrando expone de forma más y más claro lo que supuso la bomba para la ciudad, y cómo barrió todos los edificios, sin dejar apenas alguno en pie. Te guía a través de la historia donde te va introduciendo con explicaciones científicas lo que puede llegar a hacer una bomba nuclear, y qué clases de juguetitos había en aquel entonces, dejándote la libertad de deducir lo que hoy día pueden llegar a tener entre manos las naciones que escudanddose en el "ojo por ojo, diente por diente" tienen más y más armamento, por si acaso... Pero cuando llegas al corazón del museo, es cuando los pelos se erizan, la emoción brota y es prácticamente imposible pasar indiferente.
La bomba tuvo también sus muchas consecuencias una vez transcurrido el tiempo desde su detonación: cánceres, malformaciones, úlceras, infecciones de piel… con lo cual la enorme tasa de mortalidad no quedó reducida sólo al momento del impacto. Muchos niños, que estaban lejos de la ciudad en campamentos de refugiados, se quedaron huérfanos, debido en parte también, a los anteriores y continuos bombardeos de la guerra. A muchos de ellos los acogieron familias supervivientes y otros se quedaron en orfanatos. Hiroshima está muy apegada y sensibilizada con todos aquellos niños, es otra de las esencias que definen a la ciudad.

Un claro ejemplo de esto, fue Sadako Sasaki, una niña de 2 años que vivía a 1.5 km de la zona cero. Ella sobrevivió a la hecatombe y creció aparentemente sana y fuerte, hasta que pasados 5 años comenzó a sentirse mal. Le diagnosticaron leucemia. Un amigo le recordó una antigua leyenda. Si conseguía hacer 1000 grullas de papel (origamis) podría pedirles a los dioses un deseo. El deseo de Sadako era traer la paz y la curación para todos los niños del mundo. Pero no pudo acabar la tarea, en su lugar, lo hicieron los niños de su escuela. Hoy, el monumento de Sadako es un símbolo en su recuerdo y en recuerdo de todos los niños que murieron por y a causa de las bombas. En su interior hay una campana en forma de grulla a la que los niños de hoy día van a rezar y tocar al son de la paz y en su memoria.
 


Los estudios reflejaban, que tras la catástrofe, tardaría muuucho tiempo en volver a crecer la vegetación. Pero nada más lejos de la realidad, un pequeño brote cargado de un verde esperanza nació y se hizo paso sobre los escombros a las pocas semanas. Fue un gran impulso para el pueblo japonés y creó fuerzas para volver a reconstruir la ciudad, resurgiendo así de sus cenizas.
 
 
Otra de las partes que más marca y deja huella es que pese a aquel devastador y cruel “jaque mate”, la sed de venganza no es bebida para sus corazones y la ira no les corrompe en absoluto. Todo lo contrario, una ejemplar educación con vistas al futuro y basada en dejar que el rio fluya y sane las heridas, hace que hayan perdonado y entiendan la importancia de  que somos seres humanos y debemos vivir en paz.
Queriendo ser un ejemplo de lo que puede suponer otra guerra de este calibre, decidieron dejar un edificio en pie, uno de los pocos supervivientes, para recordar de lo que es capaz una bomba nuclear y/o el ser humano, sirviendo de emblema para la ciudad y para el mundo, pese a ser, aún hoy en día, un doloroso recuerdo.
 
Nos llamó mucho la atención la cantidad de países que tienen armamento nuclear bajo su dominio. Y la de "pruebas" y estudios que han ido haciendo en el paso del tiempo. Y nuestra pregunta es ¿Para qué tanta mierda en el mundo, si hoy en día una bomba de esas acabaría con todos nosotros?
 
 
El único propósito de ésta gran ciudad es promover la paz mundial. Para ello, el alcalde cada año escribe una carta a las naciones que siguen teniendo cabezas nucleares, con el expreso propósito del desarme nuclear. Todos los años, el 6 de agosto, se conmemora a las víctimas, se deposita una vela en el río por cada ser humano fallecido, y las dejan fluir río abajo. Purificando así el alma del pueblo y guiando su espíritu hacia la luz, hacía la paz. Relacionando esto, Hiroshima tiene entre sus objetivos recoger firmas para que en el 2020 no haya ninguna cabeza nuclear sobre la faz de la Tierra. Sería el primer paso para acabar así, y de una buena vez, con toda esta inconsciencia.

 
 
PAZ

2 comentarios:

  1. puuufff.... sin palabras.
    Ahora entiendo lo que me decíais de que Hiroshima se os ha quedado muy dentro. Menuda lección de vida!!

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    1. Buah! Si Itsa, fue muy muy contundente. Lo hemos descrito de la mejor forma que hemos podido. A veces sobran las palabras, y Mikel y yo, nos quedamos mudos durante días...y lugos empezamos a refelxionar y ha intentar darle forma con las palabras, porque esto sí había que escribirlo al momento.

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