19 dic 2012

¿¡Y el paraguas!?

Otra de nuestras aficiones es hacer colección de paraguas. ¡Nos encanta comprar y perder o romper paraguas! De hecho en este viaje llevamos siete paraguas (hasta la fecha). Realmente, todo se remonta a una vieja maldición de Mikel. En nuestra posesión tan sólo queda uno y otro que enviamos a Vitoria, ¡nuestro querido Momiji-san!

Empezamos a hacer nuestra colección en Viena, donde, como ya dijimos, nos cayó el diluvio universal. Allí compramos dos, uno para cada uno. Pero ambos acabarían rotos en cero coma. Claro que era de esperar, porque más baratos no los pudimos haber comprado, ¡y es que no es para menos!, sabemos muy bien de esta habilidad nuestra, asique ¡para qué comprarlos más caros!
Desde muy prontito sólo sobrevivió uno (y a duras penas), el de Amaia, ¡claro! pero cayó convaleciente un día de perros en Irkutsk, asique tuvimos que regatear por otro paraguas, esta vez moradito. Moradito es uno de os dos paraguas de la familia de quienes no guardamos testimonio gráfico y conseguimos reccordar que sucedió con él... una lástima.

Ahora bien, en Kyoto, decidimos comprarnos uno de “gran calidad”, uno de esos transparentes que según Mikel son muy resistentes y además ¡se ve el cielo!, pero lo debimos de coger muy listillo, porque se quedó ligando en el barrio de las geishas en Kanazawa. En fin, era bueno, pero poco nos duró. Y eso que a Mikel en su anterior visita a Japón, le debió de durar todo el mes de viaje, o eso dice, porque es algo inaudito hasta la fecha.
A Momiji-san, lo compramos en Tsumago. Es nuestro paraguas más especial, aparenta ser sencillo, pero cuando cae la lluvia y se empapa en agua, salen a la luz un montón de hojitas de arce en su piel. A este le pusimos nombre, para darle más personalidad y no olvidarlo en cualquier lado. Acabó convirtiéndose en algo más que un paraguas más y decidimos enviarlo a Vitoria, ¡por si las moscas!

El último aliado, se llama “Tanto”, y no es porque ¡tanto dé que dé lo mismo!, es que también es japonés y del tamaño del puñal samurai, llamado Tanto (marchando una de frikadas). ¡Ya veremos lo que nos dura en cuanto tengamos que dar uso de él!
 
Lo más gracioso de todo es que en estos casi 5 meses no nos habrá llovido más de 15 días (tirando por lo alto), pero es que hay que llevarlos durante tantos días en la barraca, de bote en bote, al máximo riesgo en cada desplazamiento, y los caminos del señor son inescrutables.

4 comentarios:

  1. Estoy parlanchina hoy pero es que esta entrada me ha gustado mucho. Estáis en todo! qué cosas éstas que antes eran sólo "un paragüas" y que ahora pueden llegar a tener nombre y un huequito en vuestro blog!!

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    1. jajajaja, si que estas parlanchina!!! Esta super guay ver tus comentarios...

      Pues este apartado, aunque no sea un gozatiempos es un pierde dineros!!! Al principio era desesperante dejarle el paraguas a Mikel, pero ahora es de lo más divertido verle las caras cada vez que vuelve sin ellos o con ellos rotos! Asique bien se merecía una entrada muyyyyy especial! jajajaj
      Y que me dices de las rallas de la lluvia??? ;P

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    2. ácida por lo que veo!! jejejjj

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