23 feb 2013

De Vietnacaciones en Mui Ne

Con nuestro billete de “Open Bus Ticket”, cogimos el autobus directos… ¡al mar! Por fin, tras más de 6 meses de viaje tocamos arena y mar saladito… ayssss, ¡que ganucas que teníamos!
 
¿Que qué es el “Open bus ticket”? Pues es el pasaje para cruzar Vietnam como un marqués. Un billete de billetes con fechas abiertas que vas reservando y que para en los principales puntos turísticos del país. Sólo debes andar al loro para reservar los asientos, que realmente son “camas”, el resto, relajaaarte, con pick-up en la puerta del alojamiento y todo, cruzar un país nunca fue tan fácil, y si das con fechas normales, tampoco mucho más barato.

El bus nos dejó en frente de nuestro albergue, ejem, ejem, ¡de nuestro resort! (vale, se llamaba resort para mochileros, ¡pero seguía siendo un resort!). Eso sí, nada más salir del bus algo rompió nuestros esquemas; hacía un viento que pá qué… Fuimos a comer tras dejar las mochilas, y ahí dimos con la explicación: estas playas son famosas por el Kitesurf y el Windsurf, y es por algo, las condiciones son excepcionales para su práctica, día sí, día también, así que se veían un montón de escuelas y por supuesto el mar petado de practicantes. Fue un pequeño dato que se nos escapó en Birmania a la hora de hacernos con nuestra estancia de descanso playil,  pero la verdad es que era una gozada ver aquel espectáculo.
 
Por las mañanas el viento era suave, asique aprovechábamos para meternos a un mar tranquilo y ordenado a refrescarnos, porque desde bien temprano hacía muchísimo calor. Y como no podía ser de otra manera, en cero coma, churruscaditos que volvíamos para la habitación en busca del ventilador, si es que estos cuerpecitos serrranicos estaban más paliduchillos… claro, si es que somos del norte… bueno, del norte del sur, pero del norte.

Era muy curioso eso, como a la mañana  el tiempo estaba tan tranqui y como, para el mediodía, se desataban aquellos vientos que convertían el mar en una sala de baile de lo más movidita.

Nuestro “resort” no tenía ni mucho espacio ni muchas hamacas en las que poder tumbarse al sol, y sí mucho guiri, no era cuestión de pelearse o de poner la toalla horas antes para reservarla mientras dábamos el paseo por la orilla del mar (como muchos hacían), asique de vez en cuando nos tumbábamos a tomar el sol en las hamacas de otros resort (estos si verdaderos resorts), ¡hasta que nos echaban, claro! Y es que otra peculiaridad de la playa era que apenas tenía arena libre, o el resort de turno se había metido en primera línea o la escuela de Kyte tenía todo su material desperdigado o similares.
 
Nos llamó la atención que la mayoría de turistas eran Rusos, y es que con eso de que se apoyan entre comunistas, tienen facilidades para ir de vacaciones allí, o al menos tienen menos dificultades que para ir a otros países. Nos echamos buenas risas recordando nuestros “niskys priskys”.

Por cierto que aquí no dispusimos de libertad absoluta en internet. Vietnam es otro de esos países con veto en ciertas páginas, para evitar las críticas políticas, principalmente. ¡Ah! Y los cortes eléctricos, aquí también, y más largos, por eso del relax marinero ¡claaarooo!

Sol, calor, playa, mar y sobre todo ¡descansar!... ¿Que de qué? Pues, parezca mentira o no, necesitábamos estar quietos unos cuantos días, despreocuparnos de reservar alojamientos, transporte, itinerario, papeleos… y es que cómo otros viajeros ya nos advirtieran antes de salir; cuando viajas por un periodo largo de tiempo ¡necesitas vacaciones dentro de las vacaciones! Si, puede sonar raro pero nosotros así lo sentimos también y el destino ferpecto fui Mui Ne.
 
Dedicamos un día a recorrer los alrededores con una excursión en jeep compartido con una dinamarquesa con mucho mundo, un irlandés muy majo y dos alemanes. Recorrimos parte del río donde se encuentran las hadas de Fantasía cuando están de vacaciones, fuimos a un desierto que quiere conquistar el mar, visitamos un pueblo marinero que usa nueces como embarcación, atravesamos un cañón más rojo que el de El Colorado y terminamos viendo el atardecer junto a nuestro grupo en las arenas rojas. ¡Geeenial!









Otro puntazo fue que dimos con un restaurante local con unos precios de risa y una comida deliciosa… cuando te la traían, claro, porque con el meneo que tenían en alguna ocasión llegamos a hacer el pedido tres veces jajajajajajjaa Mui ne fue un oasis, un lugar donde gozar y revitalizarnos para continuar camino, como nuevos.

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