Unos la llaman Ho Chi Minh City,
otros, como lo han venido haciendo siempre: Saigón. Y es que Vietnam, junto a
los anteriores dos países del sudeste asiático (y el resto!), es otro libro
bien gordo de historia… de historia llena de conflictos.
Pero vamos por orden. Arribamos a
Vietnam tras esperar un buen rato en la estación de buses de Phnom Penh, y es
que nos movimos con todo el cisco del funeral del rey en acción. Tras unas
cuantas horas de carretera y un barquito para cruzar el enorme, y sucio, rio
Mekong, llegamos a una de las fronteras más fáciles que hasta la fecha hemos
hecho.
La entrada a la capital económica
de Vietnam prometía, había muchísimo ambiente por las amplias calles y una
cantidad enorme de flores y demás decoración allá donde mirásemos… ¿sería
porque nos estarían esperando?... Quien desde luego nos esperaba era un moderno
camboyano-vietnamita currela del albergue al que íbamos, que muy amablemente
vino a buscarnos, previa petición, claro! Lo curioso es que el bus nos dejó a
unos 50m del albergue así que el chaval nos hizo ¡un “pick-up peatonal”!
jajajaajja
El albergue así como su personal
nos dejaron contentísimos, tratándonos de maravilla. Nos habían advertido que
los vietnamitas eran muy peleones y algo rancios, pero lo que nos encontramos
era el polo opuesto… luego recordamos que nos habían advertido especialmente
acerca de los norteños, bueno, pues veríamos a ver, pero esta gente,
maravillosa.
Eso sí, lo que no fue tan genial
fue enterarnos del porqué de tanta florecilla y decoración. Bueno, el porqué
estaba muy bien, resulta que en breves comenzaría el Tet, el nuevo año lunar chino,
correspondiente en esta ocasión a la serpiente, y claro, había que celebrarlo
por todo lo alto. ¿Lo malo? Los precios del trasporte, petado hasta arriba de
gente y con los precios en consiguiente ascenso. Y es que parece que ¡no se nos
escapa una fiesta!
Paseando por sus calles conocimos
una ciudad con muchísimo meneo, especialmente de motos (aquí empezamos a sentir
la locura motoril asiática a base de bien), pero en un ambiente muy majo. Cayó
alguna comprita y también nos regalaron alguna cosica. Vietnam nos recordaría,
desde este primer enclave, bastante a su vecina, China.
Al otro tema: Vietnam y su historia,
esta vez sólo la reciente, quien se quede con ganas, ea, a tirar de Wikipedia,
¿sí? Nos acercamos al museo de la guerra de Vietnam a fin de conocer más sobre
este conflicto.
Allá por los primeros años de la
década de los sesenta, Vietnam se hallaba en una guerra civil: En el norte los
comunistas liderados por Ho Chi Minh querían imponer su ideología en todo el
país, pero en el sur se resistían a las nuevas ideas que venían. Estados
Unidos, frente al riesgo que suponía que el Comunismo continuase su avance por
Asia, decidió intervenir para “liberar” a los sureños.
Si por algo se conoce Vietnam,
precisamente es por esta guerra. Asíque nos adentramos a conocer el museo y su
historia. Una guerra que duró unos 10 años y que debió de ser una locura tanto
para los vietnamitas como para los estadounidenses, en ninguna guerra gana
nadie pero es que en esta salieron todos fatal parados, ni las fuerzas “aliadas”
de estados unidos y el sur de Vietnam, ni las de Vietnam del norte y el Viet Cong,
por no hablar claro de todos los civiles, ajenos a toda trifulca de poder y sin embargo,
los más perjudicados.
Esta vez, a diferencia de
en nuestra experiencia en Hiroshima, salimos con mucha confusión y rabia, sentimos que aquí abordaban el tema de una forma
muy distinta de aquella neutral y objetiva que viviéramos en Japón. Al final no había una lección y una nueva perspectiva, llena de luz, sino una denuncia, empapada en sangre. Vietnam ha sido una tierra con muchos y muy largos conflictos, es quizá por esto por lo que les cueste tirar la espada y el escudo al suelo, hay miedo. Miedo al ser humano... el mismo miedo que hace que todos los países tengan ejercitos, que hace que nos alejemos más y más entre nosotros y de nosotros mismos.
Sin embargo, y con todo, siguen vivos, seguimos vivos, y sólo esto ya nos da una nueva oportunidad. Una nueva oportunidad para imaginar un mundo diferente, para crear un mundo mejor.
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